El proceso de incluir la diversidad en la gestión de talento, específicamente de personas con discapacidad, se proyecta exitoso en la medida que se logre un cambio cultural en la organización. Los mayores obstáculos para un trato inclusivo de personas con discapacidad, radican en los mitos y barreras que se han creado alrededor de este concepto.
¿CUÁLES SON ESTAS BARRERAS?
Barreras actitudinales: son las más comunes y llevan a generar otras barreras. Se basan en los estereotipos y prejuicios frente a una situación de discapacidad. Es decir, lo que yo creo saber de ellos y el juicio que realizo en base a esta creencia. Por ejemplo: creo que una persona con discapacidad intelectual le cuesta aprender o es poco productiva debido a su condición.
Barreras del entorno: se relacionan con el concepto de accesibilidad. Es decir que todas las personas puedan hacer uso de las dependencias, los trayectos para desplazarse, las tecnologías y la información de la forma más autónoma y natural posible.
Barreras sociales: se relacionan con la baja concientización de algunas organizaciones respecto a los derechos y normativas que facilitan la participación social de personas en situación de discapacidad. Lo que dificulta que las personas con discapacidad gocen de igualdad de oportunidades dentro de un empleo.
Si bien el contacto con personas con discapacidades es un primer paso para derribar esos mitos y barreras. Esta etapa debe ser seguida por un proceso sistemático de capacitación y concientización para toda la organización.